viernes, 19 de abril de 2013

Suiza y los ciudadanos de segunda



Quizá mi percepción de lo que es un ciudadano de segunda sea errónea, quizá porque no asimilo lo que pueda ser un ciudadano de segunda, aunque en lo referente a los españoles si tengo algo que decir y no por comparación con ningún ciudadano del mundo.

Puede que nuestras circunstancias actuales sean peores que los países del norte de Europa, quizá sea porque nuestras vidas tienen
un componente añadido a su vida cotidiana, su forma de vivir no es conciliable con una ambición desmedida, los habitantes del mediterráneo europeo son trabajadores pero saben que no es su única función en este mundo, por ello, los habitantes del norte de Europa han sido más “ricos”, una riqueza vana y metida a golpe de martillo por los siempre presentes dirigentes del mundo, tanto produces tanto vales, y se sienten orgullosos de su a veces mezquina vida opulenta, digo a veces porque nunca me ha gustado generalizar.

Dado que los dirigentes de los países mediterráneos siguen la misma premisa que todos los dirigentes mundiales sin adaptarse a la idiosincrasia de sus pueblos, nunca podrán convertir un pueblo mediterráneo en un pueblo nórdico.

A tenor de las noticias llegadas de Suiza y su bloqueo de fronteras, me parece perfecto que en su país hagan su voluntad, pero prefiero ser una ciudadana de segunda que tener en mi territorio, neutral como siempre, cobarde como siempre, toda la riqueza esquilmada en los países vecinos del mundo, dónde comparten, mejor dicho no comparten ninguna clase de afinidad.

Si hay ciudadanos de segunda, hay países de tercera y podridos, los que guardan los tesoros robados por criminales y a la vez presumen de ser civilizadamente más avanzados.

Antes de utilizar calificativos despectivos mirar que logros tenéis en vuestros países, cobijo de cuanta corrupción campea por este mundo, sin oficio ni beneficio, sin nada noble que dar ni defectos humanos que compartir. Autómatas de la riqueza, servidores  sumisos de la pederastia y avaricia católica.

Soy una ciudadana de segunda, pero soy humana, con mucho que dar, con muchos defectos y habitante de uno de los pueblos más generosos del planeta.

No saludo porque no me da la gana

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